sábado, 5 de mayo de 2007


Lo bueno son las vias del tren, esas vias muertas, abandonadas, por donde ya no pasa ningún tren, o quizàs pase un tren de carga una vez por semana. Me gusta mirarlas y ver como se pierden en el horizonte, me gusta sentir la potencia del tren que pasò por allì, los rieles, las maderas, hacer equilibrio sobre un solo riel, ser un equilibrista del riel, y saltar entre los durmientes de quebracho y las piedras que permiten que la via se asiente, me gusta pasar por zonas inundadas y ver que lo ùnico que sobreviviò fue la via del tren se que estoy on the way cuando camino por la via, y me gusta caminar por la via a las 3 o 4 de la madrugada y pasar por arriba de zanjas de agua que podrìan matarlo a uno, y sentir el ruido de la noche, los grillos y tener siempre en la mente el `puede llegar a venir`, eso es bueno, y ver pasar un tren de noche, y pasar por una via que no tiene barreras, no hay nada màs placentero que pasar por una via sin barreras, ese mirar para los costados, y ver la locomotora a lo lejos, y cuanto màs lejos estè mejor, por que uno la puede esperar, y pasa lento, esos trenes de carga son muy lentos y pesados, es como una marcha de elefantes mecànicos y cuasi cuadrados. Ayer pensaba, ayer por la tarde mientras miraba los campos pasar como una película: quisiera manejar un tren, un dìa al menos, un tren de carga que recorra el campo, y meterme en esos tùneles sucios y abandonados, y andar despacio por muchas vìas, en una intersección repleta de vìas, y piedras y durmientes y galpones oxidados. No creo que haya una imagen muerta màs viva que la de un tren abandonado, y no se por que los trenes tienen esa fuerza y ese magnetismo, pero bue, el frio del riel es tan bello que calma todas las fiebres y no hablo de suicidio, creo que eso es un acto de blasfemia hacia tan bella imagen como es el tren y sus vias, que los suicidas utilicen los edificios nuevos y altos, que no utilicen tampoco edificios viejos y bellos, que usen armas nuevas, no bañeras ni gilletes, que usen pastillas, o un tiro bièn dirigido, pero que no contamienen mis vìas, no contaminen mis trenes, mis edificios y ni siquiera las bañeras en las cuales me acuesto a fumar , tomar whisky y pensar todas estas cosas.

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